jueves, 9 de julio de 2015

Capítulos.


Capítulo 1.
Hacía buen día en la isla de Regalo, la mañana era calurosa pero la brisa del mar suavizaba la temperatura, haciéndola muy agradable. Liberta y Dante seguían descargando el cargamento que acababa de llegar aquella mañana, junto con tres barcos de pasajeros. Vieron acercarse a Debito y Luca por el muelle.

-Buenos días, chicos. ¿Qué os trae hoy por aquí?- les saludó Dante.

-Supongo que no vendréis a ayudarnos, ¿no?- sonrió Liberta.

-Me temo que no.- contestó Luca.

-¿Entonces qué os trae por aquí?- preguntó curioso Liberta.

-Mama nos ha pedido que viniésemos a recoger a una joven al puerto.- contestó Luca.

-¿A una chica?- preguntó Liberta.

-Ah, sí. Mondo me había comentado que iba a venir una joven con la que siempre tuvieron mucha relación él y Sumire.- comentó Dante.

-Me preguntó si esa bambina será una chica bonita.- sonrió Debito, observando a las nuevas visitantes de Regalo bajar de los barcos, todas las mujeres vestidas con bonitos vestidos elegantes.

-¿Alguna chica no te parece bonita a ti, Debito?- en ese momento, a ellos se acercaron Pace y Trovatore. Trovatore era un miembro que se acababa de unir a la Arcana Famiglia seis meses atrás. Tenía el cabello castaño y corto, ojos color almendra y piel blanca. Medía un poco más que Luca, casi como Pace. Vestía con un sombrero como Luca y el uniforme de la famiglia, aunque solía llevar el cuello de la camisa subido y el sombreo ligeramente inclinado hacia adelante. Solía llevar las manos en los bolsillos del pantalón. Era un joven serio y cabezota, que poco respetaba la autoridad de sus superiores, salvo la de Mondo, Sumire y Pace, con quien tenía una muy estrecha relación, pues él le salvó cuando Trovatore era un niño pequeño. Tenía cinco años menos que su mentor, y era la persona a la que más caso hacía, casi más que a Mondo.

-Pace, Trovatore, ¿os tocaba ronda por aquí cerca?- saludó Luca.

-Solo veníamos a asegurarnos de que Debito no había echado el guante a otra mujer tan temprano.- contestó Trovatore, serio. Debito sonrió.

-Eso no es un problema tuyo, chico. Y tampoco es un problema que tengas las mujeres de Regalo.- unas chicas jóvenes pasaron cerca en aquel momento y soltaron unas risitas al ver a Debito, quien la guiño el ojo. Trovatore suspiró y puso los ojos en blanco.

-Sinceramente, sigo creyendo que tienes un problema con las mujeres, Debito.

-¿Y Pace no lo tiene con la lasaña?- se burló Debito.

-Eh, no empieces, Debito.- le frenó Pace. A él no le importaba que Debito le gastase bromas con su amor hacia la lasaña, pero sabía que a su pupilo no le gustaba nada.- Deja en paz al chaval.

-Creo que sería buena idea que os fueseis.- suspiró Liberta.- O Trovatore acabará empezando otra pelea con Debito. Y nosotros tenemos hoy demasiado trabajo como para tener que frenar una pelea entre ellos.

-Liberta tiene razón.- asintió Dante. Pace le dio la razón, y él y Trovatore se fueron. Los turistas seguían bajando de los barcos, pero no había ni rastro de la chica a la que debían recoger Luca y Debito.

-¿Y dices que vestía un vestido rojo y negro de estilo gótico con mangas largas?- preguntó Dante.

-Así es. Y tiene la piel blanca, ojos azules y pelo negro y en dos coletas.- la describió Luca según lo que le había dicho Mondo.

-Pues me temo que no ha venido ninguna mujer así vestida.- informó Liberta.- Es una descripción muy exacta, sería fácil recordarla. La mayoría de las mujeres que vienen suele llevar vestidos claros, más aún hoy, con el día tan bueno que hace.

-¿Te fijas en todas las mujeres que pasan por el muelle?- se sorprendió Dante. El chico se encogió de hombros.

-En realidad en la mayoría de la gente.

-¡Maldito! ¡Vuelve aquí con mi equipaje!- una mujer chilló. Un hombre corría desde casi el otro extremo del muelle con una gran maleta, con la que corría con extraña velocidad. La joven corría detrás de él con gran rapidez, aunque aún así le costaba alcanzarle. Debito salió corriendo al encuentro del hombre, apuntándole con las pistolas. El hombre se detuvo y buscó otra salida, donde se interpuso Luca antes de que pudiese abandonar el muelle. Cuando el hombre iba a volver sobre sus pasos, la mujer le lanzó una patada, lanzándolo al suelo, con la maleta encima. Cuando este se iba a levantar, se detuvo al ver la pistola de Debito apuntando a su cabeza.

-¿Te parece bonito robarle el equipaje a una señorita?- Luca cogió la maleta de la joven y la joven agarró al hombre por el cuello del cuello de la camisa.

-Ya estás soltando mi dinero también, maldita rata de camarote.- gruñó la mujer.

-¿O qué harás?- le retó el hombre. La chica sonrió y, sin soltarle, le llevó al extremo del muelle, aún agarrándole del cuello de la camisa, dejándole colgando sobre el agua.

-O te soltaré. Aunque seas escoria, a los peces probablemente les encante tu carne.

Aún desafiante, el ladrón sacó algo d su bolsillo y lo dejó caer.

-¡Maldito cerdo!- antes de que la joven le dejarse caer, Debito le atrapó del brazo y le volvió a tirar al suelo. Ella iba a lanzarse al agua a recuperar aquello, pero Liberta se le adelantó, y se tiró al agua a recoger una especie de estuche de cuero negro.

-Creo que un hombre como tú que roba a las mujeres bonitas merece un buen castigo. ¿No crees, Luca?- Debito miró hacia atrás, a su compañero, quien se acercó a él por la espalda.

-Estoy de acuerdo, Debito. Dejaré que sea mi amigo quien decida qué castigo darte. Sabe mejor hacerle justicia a las mujeres.

Debito sonrió y esposó al hombre por la espalda. Mientras, la chica ayudaba a Liberta a subir, dándole la mano. Le sonrió.

-Muchas gracias por ayudarme.

-Faltaría más.- Liberta se quitó la chaqueta y la escurrió, empapada, después de devolverle a la mujer el estuche negro. Ella se giró hacia el ladrón, seria de nuevo. Casi podría hacer retroceder a un hombre valiente con la mirada que tenía en el rostro. Debito rió.

-¿Me permite hacer algo?- le preguntó ella a Debito.

-A una bambina tan bonita, casi de todo.

Ella se acercó al hombre y le propinó un puñetazo en el estómago tan fuerte que le obligó a inclinarse hacia delante. Luca hizo una mueca.

-Eso tiene pinta de doloroso.- la mujer se sacudió las manos como si se limpiase el polvo. Guardó el estuche en la maleta y se irguió de nuevo. Dante se acercó a por el hombre.

-Creo que llevaré a este hombre ante Pace y Trovatore para que se encarguen ellos de él.- Dante se llevó al hombre casi a rastras. Liberta se acercó a sus dos compañeros y a la joven.

-Lamento que su llegada a Regalo haya sido tan desafortunada.- lamentó Luca. La chica sonrió.

-Oh, no te preocupes.- rió. Tenía una risa bonita y agradable y fresca, como la brisa de primavera, aunque sus ojos eran de un azul hielo.- Me llamo Rosabella. Muchas gracias por haberme ayudado.

-Bueno, señorita Rosabella, esa es nuestra misión como miembros de la Arcana Famiglia.- sonrió Liberta. La sonrisa que ya había en los labios de la chica aumentó.

-¿Sois de la Arcana Famiglia?

-Así es. Permitanos presentarnos como es debido.- dijo Luca, siempre muy educado.- Mi nombre es Luca.- hizo una leve reverencia.

-Yo soy Liberta.- sonrió el joven, señalándose con el pulgar.

-Y mi nombre es Debito. Un placer conocer a una bambina tan bonita como usted.- Debito la besó el dorso de la mano.

-Encantada.- entonces la joven se puso seria de golpe y, con la mano que tenía libre se dio una palmada en la frente.- Vaya, seré despistada…- rió.- ¿No sois vosotros los que teníais que venir a recogerme?

Aquello desconcertó en un principio a Luca y Debito.

-¿Eres la chica a la que Papa nos ha mandado recoger?- preguntó Luca.

-Pero no vistes la ropa que él nos había dicho…- Debito se fijó en la vestimenta de la chica. En lugar de aquel vestido, llevaba un pantalón largo negro, botas de cordones altas, camiseta azul oscura hasta los codos y guantes que empezaban en el punto en el que acababan las mangas. A demás, llevaba el pelo trenzado, no en dos coletas como había afirmado el líder de la famiglia. Rosabella sonrió.

-Me gusta llevar vestidos, sí, pero opino que en la mar no hay sitios para vestidos.- sonrió.- Me gusta la libertad del mar, y si me siento libre así, también me gusta sentirme libre con mi ropa.

-¡Vaya vaya! Es como oír a Liberta hablar desde el cuerpo de una mujer.- rió Luca, divertido.- Él es también un hombre de mar.

Rosabella sonrió, mirando al joven.

-¿En serio? Vaya, me gustan los hombres de mar.

Liberta no pudo evitar sonrojarse ante aquel comentario.

-Bueno, creo que deberíamos irnos. Papa estará esperándote.- Luca cogió la maleta de la joven y empezó a andar. Rosabella se despidió de Liberta y le siguió. Debito esperó un poco.

-Vaya vaya, así que una chica de mar…- miró sonriendo a Liberta quien, aún sonrojado, miraba a la joven alejarse.- Sé de alguien que está interesado en la nueva habitante de Regalo.- rió.

-No-no digas bobadas, Debito.- Liberta apartó la mirada.- Ahora lárgate. Tengo trabajo que hacer.

Así, Liberta volvió a sus tareas en el muelle y Debito alcanzó a Luca y a la joven.


Capítulo 2.

Cuando la noche cayó sobre Regalo, todos los miembros de la Arcana Famiglia que tenían turnos libres estaban en el salón, incluyendo a todos los arcanos mayores, debido a sus puestos como superiores de cada grupo: Espada, Santo Grial, Moneda, Inteligencia y Bastos. Aunque, debido a unos incidentes anteriores, se habían aumentado el número de hombres para las patrullas, por lo que los hombres que había en el salón eran menos de los que cabría de esperar. Todos estaban impacientes. Papa no había desvelado el motivo de aquella reunión. Ni siquiera Jolly y Dante lo sabían, quienes se encontraban hablando con el resto.

-¿Por qué puede habernos convocado esta noche Papa?- comentó Pace, con un trozo de alita en la boca.

-Buena pregunta.- contestó Trovatore, mirando hacia las escaleras.

- Quien sabe. Es posible que Papa haya decidió montar otro Arcana Duello.- propuso Debito. Felicita le miró, alarmada.

-No se preocupe, princesa. Seguro  que no es eso.- la tranquilizó Luca, lanzando una mirada asesina a Debito. El hombre se rió y se encogió de hombros.

-Oye, no me mires así. Yo no he dicho que en otro duelo Papa vaya a ofrecer como premio la mano de la bambina.- se justificó el hombre.

-Dudo que vaya a ser eso.- en aquel momento llegó Ash, con su habitual sonrisa. Ash podía ser la otra única persona con la que Trovatore se llevaba bien, aparte de Pace, posiblemente debido a su similar forma de ser.

-Buenas noches, Ash.- le saludó Trovatore.

-Ey, hola.- saludó Liberta. Nova apenas miró al joven cuando se acercó. Ash soltó una carcajada.

-Veo que el pequeñajo aún no me quiere en la famiglia.- se burló Ash de Nova.

-No me llames enano.- le advirtió Nova a Ash.

-Callaros ya.- avisó Dante.- Papa acaba de bajar las escaleras.

La sala entera estalló en saludos y vítores hacia el patriarca de la Arcana Famiglia y a Mama. Papa hizo callar a todos los presentes levantando la mano.

-Buenas noches caballeros. Sé que todos vosotros estabais desando que llegase la noche de hoy, pues tengo algo importante que deciros.- empezó Papa.

-¡Que nadie se mueva o les vuelo la cabeza!- de repente, un hombre apareció detrás de Papa y de Mama y apuntaba a ambos con una pistola a cada uno a la cabeza.- Si os movéis un solo milímetro, les vuelo la cabeza. Y si Papa o Mama osan moverse, mis amigos volarán la cabeza a vuestros seguidores.

Toda la sala se quedó en silencio, inmóvil, con todos con las armas a medio desenfundar. La tensión era muy palpable en el ambiente, casi se podía ver.

-¿Quién demonios eres?- preguntó Papa.

-Verás, es muy sencillo. Yo y mis amigos somos los responsables de los altercados anteriores en la ciudad con el único propósito de que hoy el número de miembros de la famiglia fuese menor. ¿Y por qué? Muy fácil. Porque quiero algo que tenéis y que deseo. Las cartas del Tarocco.

-Antes moriré que entregarte algo tan importante para la famiglia.- juró Mondo.

-Pues que así sea.- justo cuando el hombre iba a apretar el gatillo, un látigo salió de la nada, arrebatando una de las armas de las manos de su propietario, aterrizando en las manos de una joven que estaba a pocos pasos de él. La chica le apuntó a la cabeza.

-Como te muevas un solo milímetro, te vuelo la cabeza.- la joven vestía el uniforme de la Arcana Famiglia, como el de Felicita, con una corbata azul oscuro, guantes blancos hasta los codos y el pelo negro trenzado. Sonrió al hombre, sexy y siniestra a la par.

- ¿Y tú quién demonios eres?- exclamó Dante.

Mondo pide silenció con un gesto de la mano. La chica seguía apuntando con el arma al hombre.

-Ahora quiero que te des la vuelta despacio.- le dijo la joven. Debito, Luca, Liberta y Dante la reconocieron entonces.

-Como no estabas cuando lo he dicho, lo repetiré. Tengo muchos hombres armados fuera de la casa apuntando al interior con armas.

La chica suelta una risa.

-¿En serio? Bien, en ese caso…- respira hondo, cerrando los ojos. Cuando los abre, está seria.- Habla.

El hombre frunce el ceño, confundido por aquello.

-En realidad no hay nadie fuera. Estoy yo solo. Y los altercados de esta semana no han sido cosa mía. Ha sido todo una mentira para poder conseguir el Tarocco de la Arcana Famiglia para poder venderlo en contrabando y sacarme un buen dinero.- de golpe, el hombre se tapó la boca, horrorizado por haber contado todo su plan. Toda la sala se quedó de piedra, menos Rosabella, quien soltó una carcajada sonora.

-¡Buen chico!- y, sin previo aviso, le soltó una patada que le lanzó escaleras abajo.- Y ahora apártate de Mama y Papa. No tienes derecho a ensuciar su aire.- seria. Baja las escaleras y le sujeta las muñecas detrás de la espalda. Papa y Mama se acercan a ella.

-Chicos, está joven es Rosabella, y es la nueva integrante de la Arcana Famiglia.- anunció Papa.- Formará parte de Inteligencia, y espero que todos la tratéis con respeto.

-Y si no, todos habéis visto ya de lo que es capaz.- rió Mama. Rosabella sonrió también.

-Y esto en realidad solo es una mínima parte.- un miembro del Santo Grial esposó al hombre y se le llevó. Todos los líderes y Liberta se acercaron a ella.

-Vaya, menuda sorpresa más agradable.- sonrió Luca.

-Volvemos a vernos, Luca, Debito, Liberta, Dante.- la joven sonrió.

-¿Ya os conocíais?- preguntó Nova.

-Más o menos.- contestó Dante.

-No esperaba que la bella se uniese a la famiglia.- sonrió Debito. Rosabella soltó una risa.

-Bueno, Papa me dijo que lo mantuviese en secreto, así que no podía deciros nada.- la chica les sonrió.

-Bueno, creo que deberíais presentaros.- dijo Liberta.

-Yo soy Nova, y soy el líder del Santo Grial.- se presentó el joven.

-Yo soy Dante, ya me conoces, y soy el líder de Inteligencia. Y él es Liberta, y también está en Inteligencia.- les presentó Dante a la joven.

-Yo soy Debito, líder de Moneda y gran servidor de bellas damas como tú.- Debito besó el dorso de la mano de Rosabella. Ella rió por el gesto del hombre.

-Ya lo comprobé en el puerto.- sonrió.

-Yo soy Ash, y soy el asesor de la famiglia.

-Y yo soy Felicita, la líder de Espada.

En ese momento, Pace se acercó al grupo.

-Vaya, buena intervención la de antes. Soy Pace, y soy el líder de Bastos. Todo un placer, señorita…

-Rosabella.- sonrió.

-Vaya vaya, Rosa, volvemos a vernos…- una voz detrás de ella sonó. La joven se dio la vuelta al tiempo de ver a Trovatore sonreírla. La sonrisa de la joven se esfumó con rapidez, casi con la misma con la que desenfundó su espada. La puso en el cuello del joven.

-Maldito cerdo asqueroso… ¿Qué haces aquí?- le preguntó con un gruñido. Trovatore respondió con una carcajada sonora.

-Oye, bella, ¿qué ocurre con Trovatore?- preguntó Debito.

-Oye, que él es miembro de la famiglia…- la avisó Pace, apurado. Poco a poco, Rosabella bajó su espada del cuello de Trovatore, quien sonreía, burlón. La joven tenía un gesto serio y amargo en sus bonitos ojos. Enfundó su espada.

-Menudo elemento…

-Yo también me alegro de verte, Rosa.- sonrió el joven.

-Vete al infierno, ¿quieres?- le contestó la joven. Era palpable la tensión entre ambos.

-Bueno, ¿vais a contarnos que os pasa a vosotros dos antes o después de mataros?- suspiró Luca. Antes de que Trovatore abriese la boca, el ladrido de un perro resonó por toda la sala. Muchos miembros armados con pistolas le apuntaron. Rosabella desenfundó también las suyas, pero apuntando a los miembros de las pistolas.

-Quien dispare al perro seguirá el mismo camino que él.- ante aquella amenaza, los hombres bajaron las armas. Cuando Rosa guardó las suyas, el animal se abalanzó sobre la joven, tirándola al suelo. Ella se rió mientras el perro le intentaba lamer.

-Luca, quieto.- el perro se quitó de encima de ella y se sentó, obedeciendo la orden. La chica se sacudió la ropa y acarició la cabeza del can.

-¿Has dicho Luca?- preguntó el asesor de Felicita, sonriendo.

-Por supuesto.- le miró, sonriendo.- ¿A caso no me creíste cuando leíste mi carta, Luca?

-¿Os conocíais de antes?- preguntó Debito, mirando alternativamente a uno y a otro. Luca apartó la mirada y l chica la bajó al can, ambos con expresiones extrañas en sus caras.

-Puede.- fue la única respuesta que obtuvo, por parte de la chica.

-¿Y quién dices que es este perro?- le preguntó Felicita, inclinándose también para acariciar al perro.

-Este es Luca, mi perro, mi mejor amigo… Y mi familia.- el can era un pastor alemán que tendría unos dos años de edad, de pelaje suave y no demasiado abundante, de cola larga. Era casi todo negro, menos por sus patas marrones y blancas y su hocico blanco. Tenía un ojo verde y otro ambarino, una rareza. También tenía las orejas tiesas, y movía alegre el rabo por la atención que estaba recibiendo de las dos chicas.

-Oye, ¿y qué son esas dos marcas que tiene el perro en las patas?- Nova se inclinó un poco. El perro que había levantando, dejando a la vista, en sus dos patas traseras, dos marcas extrañas que tenían como formas de llave, una apuntando hacia el suelo y la otra hacia el muslo, aunque más que marcas eran como si le hubiese hecho una marca de fuego, pues la marca era más bien una calvicie donde no le salía pelo al animal.

Rosabella parecía incómoda por la observación de Nova.

-Bueno…- carraspeó.- Bueno, esas marcas… No son naturales.- con un suspiro, se quitó los guantes, que le tapaban los antebrazos. Al quitárselos, dejó al descubierto dos marcas similares a las del can, solo que estas también guardaban cierta similitud con el resto de las marcas de los arcanos.

-¿Qué es eso?- preguntó Dante.

-Estas dos marcas son las marcas de mi arcano, el arcano veintidós, Il Guardiano, el Guardián. Es un arcano casi desconocido que solo conoce el Mundo, o sea, Mondo.

-¿No son esas como las marcas de Luca?- comentó Pace.

-Así es. Eso es porque son las mismas, solo que...- Rosabella miró a su perro, con tristeza y culpabilidad en su rostro. El perro frotó su hocico, como intentando animarla.- La suyas son quemaduras hechas por las mías.

-¿Cómo es eso posible?- se sorprendió Trovatore. No había burla en su rostro y sus palabras, sino curiosidad y seriedad.

-Cuando era pequeña, mis poderes estaba fuera de control. Los poderes del Guardián son casi desconocidos, al menos, una de sus tres cualidades. Por su fuerza y por culpa del desocntrol que tenía de él, el arcano un día empezó a arder y mis marcas quemaban como fuego...- la chica tomó aire.- Estaba en la calle, y gritaba y lloraba, pero no había nada que se pudiese hacer. Al menos hasta que Luca vino y saltó sobre mí. Aún era un chachorro, y lo que hice fue abrazarle y tratar de apartarle, pero mis marcas le tocaron, provocándole esas quemaduras.- dio unos suaves golpecitos en el perro, quien  había vuelto a sentarse al lado de su dueña y levantó la cabeza. Rosabella sonrió.- Pero cuando se tumbó en mis pequeñas piernas, gimiendo por el dolor de las quemaduras, el mío ya había desaparecido y las marcas no quemaban.

-Tal vez la fuerza del perro por querer ayudarte estabilizó la magia.- opinó Nova.- Los poderes de los arcanos toman sus bases en las emociones. Aunque no fuesen las emociones del contratista, puede que esas emociones lo estabilizasen.

-Es posible, aunque no lo sé. Pero desde ese día, Luca ha sido mi mejor amigo, mi familia y mi guardián.- sonrió la chica.

-¿Tu guardián?- preguntó Debito, divertido.

-Sí. No deja que nadie me toque un pelo si él está cerca.

-No me lo creo.- rió Pace.

-¿De verdad? Vale. Entonces prueba a atacarme, Pace.- le retó la chica.

-Está bien.- Pace se preparó y, sin previo aviso, lanzó un puñetazo hacia la joven. Antes de que siquiera la rozase, el can había saltado sobre él y le había tumbado, con una fuerza verdaderamente asombrosa, casi comparable a la que otorgaba el arcano de la Fuerza.

-¡Vale, vale! ¡Luca es tu guardián, me lo creo! ¡Por forma quítamele de encima!- suplicó Pace mientras el perro le sacaba los dientes. A una señal de su dueña, el perro se calmó y pasó d enseñarle los dientes a Pace a lamerle la cara, amistoso. El chico rió y acarició al perro.

-Vaya, este perro es increíble.- Liebrta admiró al perro.

-También es bueno deteniendo a los ladrones.- rió la chica. Miró a Dante.- Dante, ¿puedo llevarle mañana al puerto?- Dante la miró, dubitativo.- Te juro que no dará problemas, y podrá ayudarnos si hay problemas.

Dante reflexionó aquello un poco.

-Está bien, supongo que no hay motivos por los que negártelo. Pero si causa problemas, se vuelve a casa.- le advirtió el hombre. Ella asintió, seria.

Jolly se acercó entonces, sigilosos como él era.

-Vaya, un magnífico macho de pastor alemán, Rosabella. Me alegra ver que por fin has decidido unirte a la famiglia.

La joven le dedicó una mirada fría y afilada.

-Gracias, Jolly.- su voz estaba cargada de tensión y rabia contenida.

-¿Os conocéis?- preguntó Debito, mirando de reojo a Jolly, serio.

-Por desgracia, sí.- Rosa se cruzó de brazos. El can gruñía a Jolly aún cuando este no estaba mostrando ningún signo de amenaza hacia su dueña.

-Vaya, se ve que no le gustas a Luca.- comentó Luca, dando  la espalda al alquimista.

-¿A cuál de los dos Lucas te refieres?- rió Jolly. Luca, Debito y Pace le dirigieron miradas desagradables.

-Creo que sería mejor que te fueses, Jolly.- le dijo Rosa.- Estás alterando mucho a mi perro, y sabes lo que pasa cuando se altera mucho.- le advirtió la joven. Jolly hizo una leve reverencia e iba a alegare cuando se giró.

-Ah, sí, Bella, es posible que dentro de poco necesite a Luca para un experimento importante.-le avisó. Pace, Luca y Debito se molestaron por aquello. Antes de que nadie reaccionase, Rosa estaba frente a Jolly, con su espada en el cuello del hombre, con el filo apuntando a su piel.

-Acércate a Luca y te rebanaré el pescuezo, viejo. Y si no acabo contigo, cuenta con que acabaré con tu magia.

Jolly sostuvo su mirada, serio, imperturbable e inalterable, para después retroceder y alejarse.

-¡Guau! ¡Pedazo de espada!- Liberta examinó, maravillado, aquella espada. Era tan larga como la suya, y casi igual de ancha, solo que un lado era filo y el otro era más grueso y plano, de forma que el filo parecía una cuña metálica. Debito se acercó a ella.

-Vaya, Bella, tienes agallas. Eso me gusta.- Debito la sonrió y ella le devolvió la sonrisa.

-Veo que tú también te llevas mal con Jolly.- dijo Luca.

-¿Os cae mal Jolly?- preguntó ella.

-A Pace, Debito y a mí nos cae muy mal.- le contó Luca.- Y por lo que veo, también a ti y al guardián.- Luca acarició al perro, quien se dejó hacer, mimoso y dócil. Rosa apartó la mirada.

-Ese hombre me ha hecho daño, y no pienso dejarle que vuelva a hacérmelo nunca más.

-Veo que por una vez stamos de acuerdo.- comentó Trovatore, viendo alejarse al alquimista. Rosabella le observó, curiosa. Desconocía la historia de Trovatore más allá de su último encuentro. Ambos se miraron a los ojos, y parecieron recordarlo a la par, pues ambos se miraron mal y apartaron la mirada.

-Bueno, es tarde. Creo que me iré a la cama.- dijo la joven. Se despidió de todos y se fue.

-Una joven asombrosa, ¿no creéis?- comentó Debito, viendo a la chica alejarse, seguida de su perro.

-Verdaderamente es una chica agradable.- coincidió Luca.

Jolly observó a Bella irse, aunque su mirada estaba más centrada en el perro que la acompañaba y que se giró y le gruñó, probablemente sintiendo su mirada. Jolly sonrió.


Capítulo 3.
El primer día de trabajo de Rosabella en el puerto fue de vicio, y Dante también estuvo muy contento con Luca, quien ayudó a detener a tres ladrones y salvó a un niño pequeño de caerse por el muelle, aunque, para pena de la joven, Dante admitió que el can no podía ir todos los días al muelle, pues al fin y al cabo, era un animal, y ellos debían trabajar. A pesar de ello, Rosabella lo aceptó y Dante la prometió que podría llevar al can al muelle dos o tres veces a la semana, y la chica se conformó con aquello. Los días que no llevaba a su perro, aprovechaba y conocía mejor a Dante, por quien empezó a sentir un gran respeto y una gran admiración, y a Liberta, de quien se hizo muy buena amiga. Ambos compartían esas ganas de aventuras, esas ansias de libertad que el mar ofrecía y ese gusto por la mar, como si ambos hubiesen sido marineros de toda la vida.
También había entablado buenas amistades con Felicita, Luca, Pace y Debito, aunque intentaba evitar a Trovatore y trataba con él solo cuando era realmente necesario. También se hizo patente que hacía lo posible por mantenerse alejada de Jolly, y cuando coincidían, la joven le ignoraba como si no estuviese. Sus relaciones con Mama y Papa eran también muy buenas, aunque se notaba que había algo más, algo que no se veía.
Una mañana, quedó todavía más patente la apatía y el odio de Rosabella hacia Jolly. Pace, Debito, Luca, Felicita, Dante y Liberta estaba en el comedor, desayunando.
-Bueno, parece que el trabajo de Rosa va viento en popa.- sonrió Luca.
-Es una joven que se esfuerza y que disfruta con su trabajo. Así no me extraña que vaya viento en popa.- rió Debito.
-Es una buena chica.- estuvo de acuerdo Dante.
-A demás, se la ve tranquila y serena.- dijo Pace. De pronto, se oyó un fuerte golpe en el pasillo. Todos salieron corriendo a ver qué pasaba al tiempo de ver como Rosabella estampaba a Jolly contra la pared, apuntándole a la cabeza con una de sus pistolas, la cual acababa de cargar. Había ira en sus ojos, pese a su semblante serio.
-Oh venga ya, ¿por qué te enfadas tanto, Bella?- preguntó Jolly, con una de sus sonrisas.
-Como vuelvas a meterte en mi habitación, te juro por mis padres y por mi hermana que te vuelo la cabeza. Y lo haré sin pensármelo dos veces.- le advirtió ella.
-Oh, venga ya. Sabes que Papa me tiene en estigma. No serás capaz de...- Bella disparó justo al lado de su oreja. Todos permanecieron en tensión. Un pequeño hilo de sangre empezó a brotar de la oreja de Jolly. Aunque no le había dando en la oreja, la bala le había rozado, provocándole una leve herida.
-Ponme a prueba, viejo, y te juro por mi arcano que lo lamentarás.
La chica no estaba para aguantar al alquimista, así que Debito decidió interferir.
-Venga, venga, Bella, cálmate, ¿quieres? Aunque me gustan las mujeres con caracter, a ti te pega más una de esas bellas sonrisas que tienes.- Debito se situó detrás de ella y la bajó el brazo, despacio. Ella dejó al hombre hacerlo, aunque no apartó sus ojos de hielo del alquimista.
-Vaya, hablando de hombres a los que se les da bien entrar en cuartos de mujeres, aquí está nuestro amigo Debito.- se burló Jolly.- ¿A caso ya has entrado en su habitación, Debito?
Rosa se quedó perpleja ante aquello, y antes de que reaccionase, Debito le quitó el arma y ahora fue él quien le apuntaba a la cabeza.
-Vete de aquí, Jolly, antes de que ella y yo nos hartemos de aguantar tus tonterías.- le amenazó el hombre. El alquimista se lo tomó a risa.
-Vaya, vaya, hay que ver qué pareja más bonita hacéis, chicos. El tuerto y la loca. Por cierto, Bella, es posible que luego me pase a hacer una visita a tu precioso perro...
Bella abrió muchos los ojos, apartó a Debito, se giró y golpeó a Jolly en el estómago con la rodilla y le tiró al suelo. Cuando Jolly levantó la mirada, burlón, la joven había sacado su látigo, una de sus cuatro armas.
-Te lo advertí el primer día y te lo vuelvo a advertir hoy: acercarte a Luca, y acabaré con tu asquerosa existencia, viejo. Y me da igual lo que Papa haga para castigarme después.
La sonrisa de Jolly hacía rato que había abandonado su rostro. Se levantó como pudo, con una mano en su estómago, y se alejó. Antes de doblar la esquina del pasillo, miró a la joven, y después se fue. Rosabella se metió en el comedor y se dejó caer en una silla, tapándose la cara. Debito se sentó a su lado.
-Bella, si tienes problemas con el viejo, podemos hablar con Papa. Él tomará medidas.
Rosa negó con la cabeza.
-Da igual lo que haga, ese hombre se las apañará para conseguir lo que quiere.- apartó las manos y miró a la mesa, con una expresión de tristeza en la cara. Pace y Liberta se acercaron.
-¿Qué problema has tenido con Jolly, Rosa?- le preguntó Pace.
-Conozco a Jolly desde que era niña. Cuando era pequeña y aún vivía en Regalo, no tenía casa, así que Jolly me invitó a quedarme un tiempo con él. Pero me escapé en cuanto supe que en realidad solo quería la sangre de mi perro.
-Entonces fue cuando la conocí.- intervino Luca, sirviéndola un poco de su té.- La vi, y como era tan pequeña y estaba tan mal, sentí mucha lástima de ella.- la sonrió con pena.- Decidí ayudarla, así que la saqué de allí, la di dinero y la dejé con un marinero amigo de Mondo.
Rosa agachó la cabeza. Pace la puso una mano en el hombro.
-Ahora entiendo tu ira hacia Jolly, Rosa. Pero no te preocupes. Ahora eres miembro de la Arcana Famiglia.
-No le dejaremos tocar a Luca, Bella.- le prometió Debito. Rosabella les dedicó una cálida sonrisa, emocionada.
-Gracias, chicos.
-Bueno, lamento romper este momento tan bonito, pero tenemos mucho trabajo que hacer en el puerto.- dijo Dante a Liberta y Rosabella. Ambos apuraron sus desayunos y le siguieron, rápidos. En la esquina del pasillo, Jolly observó a los tres miembros de Inteligencia irse.
La mañana en el puerto estubo agetreada, y ni siquiera pudieron ir a comer a la mansión, así que comieron un poco en el muelle y siguieron trabajando. Sus turnos estuvieron muy tranquilos, salvo por algún pequeño altercado que se solucionó sin problemas.
-¡Estoy agotado!- suspiró Liberta, bajando la última caja del cargamento del día. Rosabella rió.
-Al menos tú no has tenido que ir detrás del carrito que de poco se estrella lleno de jarrones de porcelana china.- le recordó ella, rememorando el accidente de la tarde. Lo que había sucedido era que Liberta había empujado sin querer el carro donde habían descargado jarrones y porcelanas. Rosa tuvo que salir corriendo detrás de él, y pudo pararlo agarrándolo con su látigo antes de que chocase con un puesto que había. Dante le había echado una buena reprimenda a Liberta y Rosa se ganó un buen reconocimiento.
-Bien, chicos, ya hemos terminado por hoy.- avisó Dante.- Podemos volver a la mansión. Os lo habéis ganado.- sonrió Dante.
-¡Por fin! ¡Estoy exhausto!- dijo Liberta. Bella se rió. Dante acabó un par de cosillas y los tres se fuero hacia la mansión.
-Tengo muchas ganas de ver a Luca. Nunca le he dejado solo tanto tiempo.- suspiró la joven.
-Oh, tranquila. Seguro que Pace o Debito, o incluso Felicita y Luca, han estado un poco con él. Y puede que incluso Mama haya estado con él. Le encantan los animales.- la tranquilizó Dante. Ella le respondió con una sonrisa.
-Me dejas muy tranquila, Dante.- le respondió la joven. Sin embargo, Dante miraba a otro lado, serio, e incluso podría decirse que enfadado, aunque la joven no reparó en ello, pues estaba enfrascada en una conversación con Liberta. Cuando llegaron a la mansión, todo se encontraba en silencio. A Rosa le extrañó que Luca no saliese a recibirla.
-Estará jugando con Pace o estará con Felicita.- sonrió Liberta. La joven entró en la casa. Liberta iba a seguirla cuando Dante le detuvo.
-Liberta, tenemos que hablar.- le dijo el hombre.
-¿Qué ocurre, Dante?- le preguntó Liberta. Dante le contó de qué se trataba. El chico se quedó pálido.
Mientras, ella fue a buscar a su querido perro. No se encontró con nadie, y aquello la extrañó muchísimo. La mansión no había estado así de tranquila nunca desde que ella había venido. Cuando pasó por al lado del comedor, vio dentro a Felicita llorando, y a Pace, Nova y Mama consolándola. Preocupada, entró.
-Hola. Oye, ¿qué pasa hoy, Mama?- le preguntó la joven a Sumire. La mujer la miró con pena, igual que Nova. Aquella mirada era difícil de ver en el joven, siempre tan serio y decidido.
-Mama, he hablado con Luca y…- Debito y Ash entraron en la sala. Rosabella se giró hacia ellos. Debito se quedó sin palabras y Ash apartó la mirada.
-Debito, creo que deberíamos decírselo ya.- le dijo Sumire al hombre. Él se entristeció notablemente.
-¿A mí? ¿Decirme el qué?- preguntó Rosabella, desconcertada. Una garra de hielo oprimió su pecho con fuerza y un miedo horrible se apoderó de ella.
-Bella…- Debito la abrazó con fuerza y le pidió perdón mil veces. Los ojos de la joven se inundaron de lágrimas, y salió corriendo a buscar a Luca, el alquimista, como alma que lleva el diablo. Cuando llegó al laboratorio de Luca, vio que estaban él y Trovatore, junto con Mondo. Los tres hombres se giraron a mirarla en cuanto la oyeron entrar.
-Rosabella…- la voz de Trovatore era apenas un hilo casi inaudible. Pero Rosa solo podía ver las manos de Luca llenas de sangre y el bulto que tapa una sábana blanca manchada de sangre.
-Lo siento, Rosa…- se disculpó Luca. Ella no respondió nada, y cayó al suelo.
Trovatore dejó a la joven en su cuarto, aún inconsciente, y luego se reunió en el salón con el resto de los arcanos mayores. Jolly era, por primera vez, el centro de todos. Todas las miradas estaban centradas en él, y nunca había recibido tanto odio por parte de los miembros de la famiglia como en aquella ocasión. Pero todos sabían que lo peor sería cuando Rosabella se despertase y recordase lo que había sucedido.
-Jolly, ¿qué has hecho esta vez?- Mondo suspiró.- ¿A caso has perdido el juicio?
El alquimista no respondió. La ira bullía en Pace, Luca, Debito y Liberta. Sumire abrazaba a Felicita, quien seguía muy apenada, no tanto por la muerte del can, sino porque había leído el corazón de Rosa cuando Trovatore la llevaba a su habitación. Nunca había visto tanta tristeza en un solo corazón tan de golpe.
-¿En qué estabas pensado? Cuando he hablado esta mañana contigo, creía que ibas a obedecerme, y, sin embargo, has desobedecido mis órdenes.
El hombre seguía sin decir nada. De pronto, las puertas del salón se abrieron, despacio, pesadas. Todos se giraron al tiempo de ver a Rosa entrar, despacio, con la cabeza gacha. Felicita se acurrucó aún más en los brazos de su madre. Las miradas de Liberta, Nova, Ash, Pace, Luca, Debito, Dante y Trovatore mostraban pena y compasión por la joven, Mondo apenas se atrevía a mirarla. Pero la mirada de Jolly desprendía burla y risa, como si aquello fuese un chiste muy gracioso. La joven levantó la mirada del suelo y se acercó a todos. Llevaba su espada en su funda en el cinturón, sus pistolas en las fundas que tenía a la altura de los muslos en las piernas y su látigo en su espalda. Tenía el pelo suelto, y la cara algo roja. Estaba claro que había llorado antes de presentarse allí.
-Rosa, no es necesario que estés aquí. Puedes irte a descansar.- le aseguró Mondo, pero ella negó con la cabeza.
-Quiero… Quiero oír de su boca, de sus sucios labios de monstruo, por qué demonios este hombre ha acabado con mi perro.- la voz de la joven desbordaba dolor e ira. Y mucho veneno con una amenaza implícita en él. Jolly se lo tomó a broma y soltó una risa.
-¿Quieres saber la verdad? Está bien, te diré todo, pero absolutamente todo.- la dijo el alquimista,
-Jolly, será mejor que te calles.- le advirtió Papa.
-No, Mondo. Tú mismo me lo has dicho esta mañana, ella ya es mayor. Si quieres saber por qué lo he hecho, lo sabrá, pero para ello sabrá todo.- se giró hacia ella.- La verdad, querida Bella, es que he matado a tu perro porque me ha atacado cuando he ido a extraerle un poco de sangre. Pero lo cierto es que si hubiese sido un perro de verdad, no habría muerto.- toda la sala enmudeció. Los hombres callaron, asombrados. La joven empezó a temblar y agachó la cabeza, apretando los puños.- Tu perro era un homúnculo que creé para que te ayudase a soportar esa terrible carga que te ha otorgado tu arcano, Il Guardiano. Era demasiada carga para una niña tan pequeña, y creé un homúnculo que absorbiese parte de ese poder y te protegiese. Pero no iba a vivir eternamente, y necesitaba que viviese un poco más, al menos hasta que controlases tu magia. Pero ese estúpido perro se olvidó de su misión principal y cuando me atacó…
De pronto, sin que nadie pudiese verlo venir, Rosabella se abalanzó sobre Jolly con su espada, lanzando un golpe, con lágrimas en los ojos y las mejillas. Por desgracia para la joven, el alquimista reaccionó a tiempo y cogió la espada de Nova, deteniendo el golpe.
-¡Maldito bastardo!- la ira estaba presente en cada golpe que la joven daba con su espada hacia Jolly, aunque él sabía manejarse bastante bien con la katana de Nova. Paraba cada golpe, pero nunca lanzaba ningún ataque. Liberta iba a ayudar a su amiga, pero Papa negó con la cabeza y le obligó a detenerse.
-¡Te dije que te apartases de Luca, Jolly! ¡Te juré que si le tocabas, te iba a matar, y te juro por mi arcano y por mi familia que voy a cumplir mi promesa!
Por desgracia, parando un golpe, Jolly logró lanzar lejos la espada de la chica. Cuando ella iba a usar su látigo para recuperarla, Jolly lo cortó con la katana. Así, Rosa desenfundó sus pistolas, temblando, con la cara inundada en lágrimas, y una expresión de ira y odio.
-¡No te muevas o te vuelo la cabeza, Jolly! ¡Te lo juro que lo hago!
Toda la sala se quedó petrificada. Entonces, alguien agarró a Rosa por las muñecas con fuerza, obligándola a soltar las pistolas, solo que ella no veía a nadie.
-¡Debito, suéltame!- exclamó. Cuando Debito se hizo visible, ya había logrado que la joven soltase las armas, y Pace la sujetaba por la espalda, usando su poder. Debido a sus fuertes emociones tan descontroladas, Rosa era incapaz de usas su propia magia.
-¡Suéltame, Pace! ¡Déjame matarle de una vez!- Rosa se revolvía y pataleaba con fuerza, pero no podía enfrentarse a la magia de La Forza, aunque ella no cesó en su intento. La joven seguía llorando. Lo último que vio antes de caer dormida, fue a Nova ante ella.

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